7 - INESPERADO
La línea de negrura avanzaba sobre mí a través de la niebla que me envolvía. Yo podía ver sus oscuros ojos rubí brillando con deseo, ansiosos por matar. Sus labios se retiraban por detrás de sus afilados, húmedos dientes- algo como un gruñido, como una sonrisa.
Escuché al niño gimoteando detrás de mí pero no podía volverme hacia él. Aunque estaba desesperada por asegurarme de que estaba a salvo, no podía perder ni un instante en mirarle en ese momento.
Ellos parecían fantasmas y estaban cerca, sus negras togas se inflaban suavemente con cada movimiento. Veia sus manos encrespadas en forma de garras huesudas y blanquecinas. Empezaron a distanciarse entre ellos, preparándose para venir desde todos los lados. Estábamos rodeados. Íbamos a morir.
Y entonces, como la ardiente luz de un flash, toda la situación era diferente. Todavía nada había cambiado – todavía los Volturi avanzaban hacia nosotros, preparados para matarlos. Todo lo que había cambiado era como la escena me parecía a mí. De repente, tenía hambre de ellos, quería arremeter contra ellos. El pánico fue sustituido por sed de sangre cuando avancé hacia delante, con una sonrisa en mi cara y un gruñido saliendo a través de mis dientes descubiertos.
Me incorporé de una sacudida. Estaba ardiendo. Mi pelo estaba enmarañado y lleno de sudor en las sienes y se enrollaba en mi cuello.
Busqué a tientas en las templadas sábanas y las encontré vacías.
“¿Edward?”
Justo entonces, mis dedos se encontraron algo suave, plano y rígido. Un trozo de papel, doblado a la mitad. Cogí la nota y crucé la habitación para encender la luz.
Estaba dirigida a la Señora Cullen.
“Espero que no despiertes y te des cuenta de mi ausencia pero si eso pasa, vuelvo muy pronto. Sólo he ido a caza. Vuelve a dormir y allí estaré cuando vuelvas a despertarte. Te quiero”
Suspiré. Habíamos estado allí sobre dos semanas así que debería haber esperado que tuviese que dejarme pero no lo había pensado en ningún momento. Parecíamos estar como si no existiese el tiempo, en un perfecto estado.
Me sequé el sudor de mi frente. Estaba totalmente despejada aunque el reloj del tocador decía que no era más de la una. Sabía que no iba a poder dormirme otra vez con el calor y el bochorno que sentía. No mencionaré el hecho de que si apagaba la luz y cerraba los ojos estaba segura de que podría ver esas figuras negras merodeando en mi cabeza.
Me levanté y paseé a través de la oscura casa, encendiendo las luces. Parecía tan grande y vacía sin Edward. Era diferente.
Acabé en la cocina y decidí que lo mismo una buena comida era lo que yo necesitaba.
Rebusqué en el frigorífico hasta que encontré todos los ingredientes para un pollo frito. El chisporroteo del pollo en la sartén era un agradable y dulce sonido; me sentía menos nerviosa mientras se llenase el silencio.
Olía tan bien que empecé a comer directamente de la sartén, quemándome la lengua. Al quinto o sexto bocado se había enfriado lo suficiente para mi gusto. Mastiqué más despacio. ¿Había algo extraño en el sabor? Comprobé la carne y estaba blanca pero completamente hecha. Tomé otro bocado para probar. Ugh – definitivamente asqueroso. Salté para escupirlo en el fregadero. De repente, el olor de pollo y el aceite me parecía asqueroso. Cogí el plato entero y lo vacié en la basura, entonces abrí las ventanas para que saliese el olor. Una brisa helada entraba de fuera. Mi piel lo agradeció.
Estaba tremendamente cansada pero no quería volver a la cálida habitación. Así que abrí más ventanas en la sala de la TV y me tumbé en el sofá que había debajo de ellas. Volví a ver la película que ya habíamos visto el otro día y rápidamente me quedé dormida con la canción del principio.
Cuando abrí los ojos, el sol estaba en medio del cielo pero no fue la luz lo que me despertó. Eran unos gélidos brazos.
Él puso una mano helada en mi frente. Era muy agradable.
Al mismo tiempo, derrepente un dolor retorcio mi estomago, casi como un el dolor despues de un golpe al higado.
“lo siento”, Edward estaba murmurando mientras limpiaba mi frente con su gelida mano. “tanto para nada, no pense cualto calor tendrias sin mi, tendre un aire acondicionado instalado antes de irme otra vez”.
No me podia concentrar en lo que el decia, “disculpa” dije jadeando, luchando para librarme de sus brazos.
El me libro automaticamente “Bella?”
Corri hacia el baño con mi mano apretando mi boca, me sentia tan mal que nisiquiera me importo –al principio- que estaba con migo mientras estaba agachada sobre el retrete y violentamente enferma.
“Bella? Que pasa?”
no podia contrestare aun, me sostuvo ansiosamente , quitando mi pelo de mi cara, esperando hasta que pudiera repirar de Nuevo.
“maldito pollo rancio” gemi.
“estas bien?” su voz era debil.
“bien”, jadeé, “fue solo intoxicacion , no necesitas ver esto, vete”
“no lo creo , Bella”
“vete” gemi otra vez, luchando para parame para limpiarme la boca, el me ayudo gentilmente, ignorando los debiles empujones.
Despues de que mi boca estuvo limpia, me llevo ala cama y me sento cuidadosamente, soportandome con sus brazos.
“intoxicacion?”
“si” me queje. “me hice pollo anoche, sabia crudo, asi que lo tire, pero solo fueron unas mordidas primero”.
Él puso una mano helada en mi frente. Era muy agradable.
“¿Cómo te encuentras ahora?”
Yo lo pensé un momento. Las nauseas habían desaparecido tan rápido como llegaron y me sentía como cualquier otra mañana. “Bastante normal. Un poquito hambrienta, solamente”
Me hizo esperar una hora y beber un gran vaso de agua antes de que me friese unos huevos. Me sentía perfectamente normal solo un poco cansada por haberme levantado a medianoche. Puso la CNN – habíamos estado tan fuera de contacto que podría haber estallado la Tercera Guerra Mundial y no habernos enterado – y me dejé caer sobre sus rodillas.
Me aburrí con las noticias y me giré para besarle. Como aquella mañana, un agudo dolor golpeó mi estómago cuando me moví. Me separé corriendo de él con mi mano tapando la boca. Sabía que no podría llegar al baño esta vez así que fui corriendo al fregadero de la cocina.
Él me sujetó el pelo otra vez.
“Quizás deberíamos volver a Rio a ver al médico” sugirió con preocupación mientras me enjuagaba la boca.
Negué con la cabeza y me dirigí hacia el pasillo. Los médicos son sinónimo de agujas. “Estaré mucho mejor después de lavarme los dientes”.
Cuando mi boca sabía mejor, busqué en mi maleta el pequeño kit de primeros auxilios que Alice había empaquetado para mi, lleno de cosas para humanos como vendas y analgésicos y mi objetivo ahora – Pepto-Bismol. Quizás podía calmar mi estómago y tranquilizar a Edward.
Pero antes de que encontrase el Pepto, vi algo más que Alice había guardado para mí. Cogí la pequeña caja azul y la sostuve en mi mano durante un largo rato, olvidando todo lo demás.
Entonces empecé a echar cuentas en mi cabeza. Una vez. Dos. Otra más.
Un golpe me sobresaltó; la cajita cayó dentro de la maleta.
“¿Estás bien?” preguntó Edward desde la puerta “¿Te encuentras mal otra vez?”
“Sí y no” dije pero mi voz sonó ahogada.
“Bella, ¿puedo entrar?” Estaba muy preocupado.
“Vaa…vale”
Entró y valoró mi situación, sentada entre el suelo y la maleta, y mi expresión pálida, mirando a un punto fijo. Él se sentó delante de mí, puso su mano en mi frente otra vez.
“¿Qué va mal?”
“¿Cuántos días han pasado desde la boda?” susurré.
“Diecisiete” respondió automáticamente “Bella, ¿qué es lo que pasa?”
Yo estaba contando otra vez. Estiré un dedo, avisándole de que esperase y musité los números para mí. Me había confundido sobre los días antes. Llevábamos allí más de lo que yo pensaba. Volví a empezar la cuenta de nuevo.
“¡Bella!” cuchicheó con nerviosismo “Me vas a volver loco”
Intenté tragar. No podía. Así que busqué en la maleta y revolví en ella hasta dar con la cajita azul de tampones de nuevo. Se la tendí en silencio.
Él se puso frente a mí, confuso. “¿Qué? ¿Estás intentando hacerme creer que tu enfermedad es el síndrome premenstrual?”
“No,” conseguí dejar de ahogarme. “No, Edward. Estoy intentando decirte que tengo un retraso de cinco días”
La expresión de su cara no cambió. Era como si yo no hubiese hablado.
“No creo que esto sea una mala digestión”
No respondió. Parecía haberse vuelto una escultura.
“Los sueños,” me susurré a mi misma demasiado bajo.
“Dormir tanto. Los llantos. Toda esa comida. Oh. Oh. Oh”
Edward parecía totalmente frío, como si nunca me pudiese ver más.
Pensando, casi involuntariamente, mi mano volvió a caer hasta mi estómago.
“Oh” musité de nuevo.
Me tambaleé sobre mis pies, fuera del alcance de las manos inmóviles de Edward. No me había quitado los pantalones cortos de seda y la camisola desde que me había despertado. Me deshice de la tela azul y la sostuve encima de mi estómago.
“Imposible” gemí.
No tenía ninguna experiencia con embarazos ni bebes ni nada de ese mundo pero no era idiota. Había visto las suficientes películas y espectáculos de Tv como para saber que no era así cómo funcionaba. Sólo tenía un retraso de cinco días. Si estaba embarazada, mi cuerpo todavía no habría registrado el hecho. No podía tener náuseas por la mañana, no podía haber cambiado mis hábitos alimentarios o de sueño.
Y, definitivamente, no podía tener un pequeño pero definido bulto entre mis caderas.
Retorcí mi torso y sucesivamente, examiné desde cada ángulo, como si eso pudiese hacer desaparecer precisamente la correcta pista. Yo pasé mis dedos sobre el suave bulto, sorprendida por la roca dura que sentía debajo de mi piel.
“Imposible” repetí porque, bulto o no bulto, periodo o no periodo (y no es que definitivamente no fuese a haber periodo aunque yo no me había retrasado ni una sola vez en mi vida), no había manera de que estuviese embarazada. La única persona con la que yo había tenido sexo era con un vampiro, podía asegurarlo.
Un vampiro que, por cierto, estaba todavía congelado en el suelo sin dar muestras de irse a mover otra vez.
Así que tenía que tener otra explicación. Algo que iba mal en mí. Una extraña enfermedad sudamericana con signos de embarazo, sólo que acelerados.
Y entonces recordé algo – una mañana de búsqueda en Internet que parecía que había sido hacía una eternidad. Sentada en el viejo escritorio de mi cuarto en casa de Charlie con una gris luz pasando débilmente a través de la ventana, enfrente de mi viejo, destartalado ordenador, leyendo ávidamente una web llamada “Vampiros A-Z” Había sido menos de 24 horas después de que Jacob Black, hubiese pretendido entretenerme con las leyendas de Quileute, que él aún no creía y me hubiese dicho que Edward era un vampiro. Yo había echado un vistazo a las primeras entradas de la web que estaban dedicadas a los mitos vampíricos a lo largo del mundo. El filipino Dana, el hebrep Estrie, el romano Varacolaci, el Italiano Stregoni benefici, la actual leyenda basada en lo que mi nuevo suegro me había contado de los Volturi, (nada que yo supiera entonces). Yo le había prestado menos y menos atención a las historias que iban avanzando de forma imparable. Solamente recordaba muy poco de las últimas entradas. Ellas parecían como excusas fantasiosas para explicar las grandes tasas de mortalidad infantil y la infidelidad No cariño, yo no estaba siendo infiel. La sexy mujer que tú viste desnuda por la casa era un diabólico succubus. ¡Tengo suerte de haber escapado con vida! (por supuesto, con lo que yo sabía ahora sobre Tanya y sus hermanas, sospeché que alguna de esas excusas habían sido ciertas). Había una para las mujeres, también. ¿Cómo puedes acusarme de engañarte – solo porque hayas venido después de dos años de un viaje en el mar y esté embarazada? Fue un incubus. Él me hipnotizó con sus mágicos poderes de vampiro...
Había sido parte de la definición de incubus – la habilidad de ser padres de niños con sus desafortunadas presas.
Yo sacudí mi cabeza, aturdida. Pero…
Pensé en Esme y en, especial, en Rosalie. Vampiras que no podían tener niños. Si fuese posible, Rosalie ya habría encontrado la manera de hacerlo. El mito de los incubus era una fábula.
Excepto que… bien, había una diferencia. Por supuesto, Rosalie no podía concebir un hijo porque ella estaba paralizada en el estado que se pasa de humano a inhumano. Una total transformación. Y los cuerpos de las mujeres humanas tenían que cambiar para albergar un bebé. El constante cambio del ciclo menstrual y luego los grandes cambios necesarios para que el niño creciese… El cuerpo de Rosalie no podía cambiar.
Pero el mío sí. El mío lo hacía. Toqué el bulto de mi estómago que no estaba el día anterior.
Un hombre humano – bien, afortunadamente pueden funcionar desde la adolescencia a la muerte. Yo recordé una cuestión trivial, sacada de quien sabe dónde: Charlie Chaplin estába en sus setenta cuando fue padre de su hijo pequeño. Los hombres no tienen que portar bebés ni ciclos de fertilidad.
Por supuesto, ¿cómo podía alguien saber si los vampiros pueden ser padres de niños cuando sus parejas no son capaces? ¿Qué vampiro de la tierra podría tener el control suficiente para probar la teoría con una mujer mortal? ¿O el deseo?
Podía pensar en una única cosa.
Parte de mi cabeza estaba clasificando hechos, memorias y especulaciones, mientras que la otra mitad – la que controlaba la habilidad de mover todos los músculos- estaba muy aturdida como para realizar actividad normal. Yo no podía mover mis labios para hablar aunque quería preguntarle a Edward que estaba pasando. Necesitaba volver dónde él estaba sentado, tocarlo, pero mi cuerpo no obedecía mis instrucciones. Únicamente podía observar mis asustados ojos en el espejo, mis dedos presionados contra el hinchazón de mi torso.
Y entonces, como en mi intensa pesadilla de la pasada noche, la escena se había transformado de forma radical. Todo lo que yo veía en el espejo era totalmente diferente aunque nada en ese momento era diferente.
Lo que hacía cambiar todo era un pequeño bulto, cubierto por mi mano – procedente del interior de mi cuerpo.
En el mismo momento, el teléfono de Edward sonó, pidiendo respuesta. Ninguno nos movimos. Llamó una vez y otra. Yo intenté callarlo mientras presionaba los dedos en mi estómago, esperando. En el espejo mi expresión no era muy desconcertada- estaba asombrada en ese momento. Me acababa de dar cuenta cuando extrañas, silenciosas lágrimas empezaron a deslizarse por mies mejillas.
El teléfono continuaba sonando. Yo deseé que Edward lo respondiese – estaba viviendo algo trascendental. Posiblemente, lo más trascendental de mi vida.
Ring! Ring! Ring!
Finalmente, la irritación pudo con todo lo demás. Me agaché hacia Edwar – sentí que me movía con más cuidad, cien veces más consciente de cada emoción que sentía – rebusqué en sus bolsillos hasta que di con el teléfono. Había medio-esperado que él lo hubiera cogido y respondido pero estaba perfectamente inmóvil.
Reconocí el numero y pude fácilmente adivinar porque estaba llamando.
“Hola, Alice” dije. Mi voz no era mucho mejor que antes. Me aclaré la garganta.
“¿Bella? ¿Bella, estás bien?”
“Sí. Um. ¿Está ahí Carlisle?”
“Está. ¿Cuál es el problema?”
“No estoy… un uno por ciento…segura”
“¿Está Edward también bien? Preguntó cautelosa. Ella dijo el nombre de Carlisle y entonces insistió.
“¿Por qué no coge el teléfono?” dijo antes de que respondiese a la primera pregunta.
“Bella, ¿qué está pasando? Yo solo vi…”
“¿Qué es lo que viste?”
Hubo un silencio. “Te paso a Carlisle” respondió por fín.
Sentí como si me hubiesen inyectado agua helada en mis venas. Si Alice hubiera tenido una visión de mí con un niño de ojos verdes y cara angelical en mis brazos me hubiese respondido ¿verdad?
Mientras esperaba a que Carlisle hablase, la visión que había imaginado para Alice bailó ante mis ojos. Un diminuto y precioso bebé, más hermoso que el chico de mi sueño – un pequeño Edward en mis brazos. Una oleada de calor recorrió mis venas, echando al hielo.
“Bella, soy Carlisle. ¿Qué pasa?”
“Yo…” No estaba segura de cómo responder. ¿Se reiría de mis conclusiones, me diría que estaba loca? ¿Estaba teniendo solo otro bonito sueño? “Estoy un poco preocupada por Edward… ¿Pueden los vampiros entrar en shock?”
“ ¿Está herido?” la voz de Carlisle era, de repente, apremiante.
“No, no” le aseguré. “Es sólo que ha tenido una sorpresa”
“No entiendo, Bella”
“Yo creo…bueno…yo creo que… quizás… puedo estar…” tomé una bocanada de aire “Embarazada”
Como si me respondiese, noté otro golpecito en mi abdomen. Mi mano voló hacia mi estómago.
Después de una pausa prolongada, Carlisle empezó con el procedimiento médico.
“¿Cuál fue el último día de tu pasado ciclo menstrual?”
“Dieciséis días antes de la boda” Hice la cuenta mentalmente para ser capaz de responder con certeza.
“¿Cómo te sientes?”
“Rara” le conté con la voz rota. Otro torrente de lágrimas se deslizaba por mis mejillas. “Va a parecer una locura – sé que es muy pronto para cualquier cosa de estas. Quizás estoy loca. Pero tengo sueños extraños y como todo el tiempo y lloro y vomito y….. yo noto algo que se mueve dentro de mí justo ahora”
La cabeza de Edward se levantó.
Suspiré aliviada.
Edward levantó su mano hacia el teléfono, su cara blanca y dura.
“Um, creo que Edward quiere hablar contigo”
“Pásamelo” Carlisle dijo con voz tensa.
No estaba muy segura de que Edward pudiese hablar pero puse el teléfono en su mano extendida.
Presionó el teléfono contra su oreja “¿Es posible?” murmuró.
Escuchó durante un rato, de pie sin ninguna expresión.
“¿Y Bella?” preguntó. Su brazo osciló hacia mí mientras hablaba, poniéndome a su lado.
Escuchó durante un tiempo que se me hizo eterno y entonces dijo “Sí, sí, lo haré”
Retiró el teléfono de su oreja y presionó el botón de finalizar. Mejor ahora, marcó un nuevo número.
“¿Qué dice Carlisle?” pregunté impacientemente.
Edward respondió con una voz débil. “Piensa que estás embarazada”.
Sus palabras me provocaron un cálido escalofrío en la espalda. El pequeño golpe latió dentro de mí.
“¿A quién estás llamando ahora?” pregunté cuando se puso el teléfono a la oreja.
“Al aeropuerto. Volvemos a casa”
Edward estuvo al teléfono durante más de una hora sin respiro. Supuse que estaba consiguiendo nuestro vuelo a casa pero no podía estar segura porque él no estaba hablando en inglés. Sonaba como si estuviese discutiendo; él habló mucho a través de sus dientes.
Mientras discutía, hacía la maleta. Él se movía por la habitación como un furioso tornado, destruyéndolo todo a su paso. Tiró algunas de mis ropas sobre la cama sin mirarlas así que acepté que era momento de vestirme. Continuaba con sus argumentaciones mientras me cambiaba, gesticulando con repentinos y agitados movimientos.
Cuando no podía soportar la violenta energía que irradiaba, dejé la habitación silenciosamente. Su frenética conversación me provocaba dolor de estómago – no como el de la mañana, sólo incomodidad. Esperaría en algún lugar a que su mal humor pasase. No podía hablar a ese frío y enfadado que, sinceramente, me daba algo de miedo.
De nuevo, acabé en la cocina. Había una bolsa de galletitas saladas en el armario. Empecé a masticarlas de forma ausente, frente a la ventana y las arena, las rocas, los árboles y el océano, todos brillando bajo el sol.
Alguien me golpeo suavemente.
“Lo sé” dije “Yo tampoco quiero irme”
Estuve de pie en la ventana durante un rato pero el golpe no respondió.
“No lo entiendo” susurré “¿Qué es lo malo que hay aquí?”
Absolutamente sorprendente. Desconcertante. Pero, ¿malo?
No
¿Así que por qué Edward estaba tan furioso? Él era el único que había deseado tanto una boda precipitada.
Intenté pensar alguna razón sobre eso.
Quizás estaba tan confundido que quería ir a casa para que todo fuese bien. Querría que Carlisle me examinase, estar seguro que mi suposición era cierta. – aunque no tenía ninguna duda en ese aspecto. Probablemente ellos querrían resolver porque estaba ya tan embarazada, con el bulto y los golpecitos y todo lo demás. Eso no era normal.
Una vez que pensé eso, yo estaba segura que lo sabía. Él debía estar preocupado por el bebé. No me había percatado de esto todavía. Mi cerebro trabajaba más lento que eso – estaba todavía maravillada por la escena que había imaginado antes: el pequeño bebe con los ojos de Edward- verdes, como si siguiesen siendo como cuando era humano- tumbado amorosamente y precioso en mis brazos. Esperaba que tuviera la cara exacta de Edward, sin rasgos de la mía.
Era divertido como de repentina e importante esa visión había empezado a ser. Desde su primer pequeño golpe, el mundo entero se había movido. Donde antes había una sola cosa sin la que yo no podía vivir, ahora había dos. No había separación – mi amor no se rompería entre ellos ahora ni nada como eso. Era más como si mi corazón hubiese crecido, aumentado dos veces su talla en ese momento. Todos ese nuevo espacio ya estaba lleno. Este incremento casi me daba vertigo.
Nunca había entendido realmente el dolor y resentimiento de Rosalie antes. Nunca me había imaginado a mí como madre, nunca quise eso. Había sido fácil prometer a Edward que no me preocupaba no tener niños por él porque realmente no quería. Niños, en su sentido abstracto, nunca me habían llamado. Parecían criaturas ruidosas, siempre empapados de algún tipo de suciedad. Nunca había tenido mucho que hacer con ellos. Cuando yo había soñado que Renée me diese un hermano siempre había imaginado un hermano mayor. Alguien que cuidase de mí y no al revés.
Ese niño, el niño de Edward, era otra historia.
Lo quería como el aire que respiraba. No era una elección- era una necesidad.
Lo mismo solo tenía una mala imaginación. Lo mismo porqué yo no había sido capaz de imaginar que estaría casada hasta que ya lo estaba – incapaz de ver que yo desearía un bebé hasta que éste estuviese en camino.
Cuando puse mi mano en mi estómago, esperando el próximo golpecito, las lágrimas corrían por mi cara otra vez.
“¿Bella?”
Me volví, cautelosa por el tono de su voz. Era tan frío, tan cuidadoso. Su cara era como su voz, vacía y dura.
Y entonces vio que estaba llorando.
“¡Bella!” Cruzó la habitación como un rayo y puso sus manos en mi cara.”¿Estás dolida?”
“No, no…”
Me puso contra su pecho. “No estés asustada. Estaremos en casa en dieciséis horas. Estarás bien. Carlisle estará preparado cuando lleguemos. Nosotros nos encargaremos de esto y tu estarás bien, estarás bien”
“¿Encargaros de esto?¿Qué quieres decir?”
Se apartó y me miro a los ojos “Vamos a sacar esa cosa de ti antes de que te haga daño. No tengas miedo. No voy a dejar que te haga daño”
“¿Qué cosa?” - jadeé
Miro bruscamente a otro lado, hacia la puerta de entrada.
“¡Por los pelos!” Olvidé que le debía a Gustavo. Me libraré de él y volveré” Salió como una flecha de la habitación.
Me sujeté fuertemente a la encimera para sostenerme. Mis rodillas estaban temblando.
Edward había llamado a mi bebé cosa. Dijo que Carlisle me lo sacaría.
“No” gemí.
Había estado equivocada antes. No se preocupaba por el bebé en absoluto. Quería herirlo. La hermosa imagen en mi cabeza se sacudió fuertemente, convertida en algo siniestro. Mi precioso bebé llorando, mis débiles brazos no eran suficientes para protegerlo…
¿Qué podía hacer? ¿Sería capaz de razonar con él?
“¿Que debía hacer si no podía? ¿Cómo explicaría Alice ese extraño silencio en el teléfono?
¿Era esto lo que ella había sembrado?” (se refiere a las tentadoras ropas ke había puesto en el equipaje) “¿Edward y Carlisle asesinando ese pálido niño perfecto antes de que pudiera vivir?”.
“ No”, gemí de nuevo, con voz más fuerte, eso no podía ser, yo no lo permitiría “
Escuche a Edward hablando, portugués de nuevo. Argumentando otra vez. Su voz se acerco, y escuche su exasperación, luego escuche otra voz, baja y tímida. La voz de una mujer.
Él entro en la cocina, por delante de ella, y fue derecho hacía mí. limpio mis lagrimas desde mis mejillas y murmuro en mi oído su liviano pensamiento, con la línea de su boca rígida.
“ ella insiste en dejar la comida que trajo, - hizo la cena para nosotros”. Si él hubiera sido menos tenso, menos furioso, yo sabia que habían cambiado sus ojos. “es una excusa – Ella quiere asegurarse de que no te he matado aún”. Su voz fue fría al final.
Kaure dio nerviosamente la vuelta en la esquina con el plato en sus manos. Desee poder hablar portugués, o que mi español fuera menos rudimentario, así podría intentar dar las gracias a esa mujer quien había osado a la ira de un vampiro, solo para comprobar mi persona.
Sus ojos se fijaron entre nosotros dos. Vi su medición en el color de mi cara, la humedad en mis ojos, con algo de brillo materno que no entendía, ella puso el plato en la encimera.
A Edward algo se le quebró en él; Yo nunca le había escuchado antes.
Se volvió a ir, y los giros de movimiento de su larga falda dejaron el olor de la comida en mi cara. Era tan fuerte –cebollas y pescado. Les di una mascada y los vomite por el fregadero. Sentí las manos de Edward en mi frente y cabeza, su suave aliento a través del gruñido en mis oídos. Sus manos desaparecieron por un segundo, y escuche el cierre del refrigerador. Misericordiosamente, el olor desapareció con el sonido, y las manos de Edward estaban enfriando mi húmeda cara de nuevo. Era siempre rápido.
Enjuague mi boca en el llave mientras acariciaba los lados de mi cara.
Eso era una pequeña tentativa para impulsarlo a mi vientre.
Estás bien. Nosotros estamos bien, pensé había el bulto.
Edward se envolvió en torno a mí, tirando de mí en sus brazos. Recosté mi cara en su hombro, mis manos instintivamente, se juntaron en mi estomago.
Escuche un pequeño Oh y lo busqué.
La mujer aún estaba ahí, dudando en el umbral con sus manos medias extendidas y estaba mirando por algún tipo de ayuda. Sus ojos se bloquearon en mi manos, saltones con la gran conmoción, su boca abierta de par en par.
Luego Edward dijo oh ,también, y de repente le hizo frente a la cara de la mujer, empujando ligeramente detrás de mi su cuerpo. Sus brazos se envolvieron en mi torso, como celebrando en mi espalda.
De repente, Kaure grito en voz alta – furiosamente, con sus intendibles ( se refiere a ke no se le entendía) palabras que cruzaron la habitación como cuchillos. Planto su diminuto puño en el aire y dio dos pasos hacia nosotros, agitándole a él. A pesar de su ferocidad, era fácil ver el terror en sus ojos.
Edward se intensifico hacia ella, también, y me agarre a su brazo, asustada por la mujer.
Pero cuando el interrumpió su invectiva, su voz me tomo por sorpresa, sobre todo tomando en cuenta la forma brusca que había sido ella cuando no estaba gritándole a él. Yo estaba fuera de la realidad ahora, estaba escrito. No solo que, pero el sonido era diferente, mas gutural (no se ke es , me pillo) la peor había pasado. No pensé que estaba hablando portugués ya.
Por un momento, la mujer fijo su vista en él maravillada, y luego sus ojos se redujeron ya que estaba desconcertada en la tela de juicio de la misma lengua exótica.
Observe como aumentaba en su cara la tristeza y seriedad, y una vez que asintió. Ella dio rápido paso hacia atrás y salió.
El debe de haber escuchado, insinuándome y descansando sus manos contra mis mejillas.
Ella respondió airadamente una vez más, agitando sus manos acusadoras hacia él, y luego insinuándole a él. Cuando ella termino, El defendió de nuevo con el mismo tono, la voz de urgencia.
Su expresión cambio - ella se fijo en él con dudas en el plano de su cara mientras hablaba, sus ojos en repetidas ocasiones destellaron en mi confusa cara. Él dejo de hablar, y ella parecía estar deliberando algo. Ella daba un paso hacia atrás y adelante entre nosotros dos, y luego, al parecer inconscientemente, dio un paso adelante.
Ella hizo un movimiento con sus manos, haciendo una forma como un globo sobresaliendo fuera de su estomago. Fije la mirada - ¿Hacían sus leyendas del depredador bebedor de sangre incluir esto? ¿Podría posiblemente saber algo acerca de lo que estaba creciendo dentro de mí?
Ella camino unos pasos adelante deliberadamente y esta vez hizo unas breves preguntas, que él respondió tenso. Luego él se convirtió en el autor de la pregunta- de una rápida consulta.
Ella dudo y sacudió lentamente la cabeza. Cuando él hablo de nuevo, su voz era tan agonizante que lo mire en estado de shock. Su cara estaba dibujada con dolor.
En respuesta, ella camino lentamente hacia adelante hasta que estuvo suficientemente cerca para colocar su pequeña mano en mi parte superior, siempre en mi estomago. Ella dijo una sola palabra en portugués.
“Morte”, ella suspiro en silencio. Luego se volvió, sus hombros doblados como si la conversación tenia edades comprendidas para ella, y abandono la sala.
YO sabia suficiente español para una sola palabra.
Edward se inmovilizo de nuevo, deteniéndose después con la expresión de tortura fija en su rostro. Unos momentos después, escuche el motor del barco volviendo a vivir y luego desvanecerse en la distancia.
Edward no se movió hasta que me dirigí hacia el baño. Luego su mano atrapo mi hombro.
“¿Dónde vas? “ Su voz era un susurro de dolor.
“A mi cepillarme los dientes de nuevo”.
“No te preocupes sobre lo que ella dijo, son leyendas pero no son nada, antiguas mentiras para el buen entretenimiento”.
“No entendí nada.” Le dije a él, pensé que no era del todo cierto. Como si pudiera descontar algo por que se trataba de una leyenda. Mi vida estaba rodeada de leyendas por todos lados. Todas ellas eran verdaderas.
“Guarde tu cepillo de dientes”. Voy a buscarlo para ti”
El se alejo de mí hacia la habitación.
“¿Nos vamos luego?” Me llamo después de el.
“Tan pronto como hay terminado”
El esperó que terminara de lavarme los dientes para volver a guardarlo, con un ritmo silencioso alrededor del dormitorio. Se lo entregue cuando hube terminado.
“llevare los bolsos hacia el bote”.
“Edward-“
Él se volvió hacia atrás. “¿si?
Dudé, intentando pensar en un cierta forma de obtener unos pocos segundos en solitario. “¿Podrías tu…. Guardar algo de comida? Tu sabes, en caso de que me de hambre de nuevo.
“Por supuesto” dijo, sus ojos de repente se volvieron suaves. “No te preocupes de nada. Iremos donde Carlisle en unas horas, de verdad. Tenemos que hacerlo lo más pronto”
Asentí, no confiando en mi voz.
Dio la vuelta y abandono la habitación, con una gran maleta en cada mano.
Me relaje y saque el teléfono que el había dejado en la encimera. Era muy raro en él olvidar las cosas- Olvidar que Gustavo estaba llegando, A salir sin su teléfono y estar mintiendo aquí. Él estaba tan estresado, era apenas el mismo.
Volví de mis pensamientos y busque los números programados. Me alegraba de que hubiera apagado el sonido, por el miedo a que me descubriera. ¿Estaría ahora en el barco? ¿ o ya estaba regresando? ¿Me escucharía susurrando desde la cocina?
Busque el número que quería, uno al que nunca antes había llamado en mi vida. Presione el botón “enviar” y cruce mis dedos -Hola? – su voz sonó como campanas de viento al atender.
- Rosalie? – Susurré – Soy Bella. Por favor. Tienes que ayudarme.
LIBRO DOS
JACOB
PREFACIO
La vida apesta y luego mueres
Si, debería ser afortunado
8. ESPERANDO POR QUE LA MALDITA PELEA EMPIEZE YA
Diablos, Paul, NO TIENES, MALDITA SEA, UNA CASA PROPIA?
Paul pasando tiempo sobre todo mi sofá, mirando algún estúpido juego de béisbol en mi miserable televisor, sólo sonriéndome y luego-realmente lento- el sacó un Dorito de la bolsa que estaba en su regazo y lo metió en su boca en un solo bocado.
“Será mejor que hayas traído esos contigo”
Crunch. “No”, dijo mientras masticaba. “Tu hermana dijo que continuara y me atendiera con lo que quisiera”.
Traté de hacer que mi voz no sonara como si no fuera a golpearlo. “Está Rachel aquí ahora?”
No funcionó. El escuchó a donde me dirigía y puso el bolso detrás de su espalda. El bolso crujió cuando golpeó el cojín. Las papas se rompieron en pedazos. Las manos de Paul se convirtieron en puños, cercanos a su cara como un boxeador.
“Vamos, niño. No necesito a Rachel para que me proteja”.
Exhalé. “Claro. Como si no fueras a ir llorando con ella a la primera oportunidad”.
El se rió y se relajó en el sofá, bajando sus manos. “No voy a ir de chismoso con una chica. Si tuvieras un golpe de suerte, eso sería solamente entre nosotros dos. Y viceversa, cierto?”
Amable de su parte hacerme una invitación. Relajé mi cuerpo como si estuviera rindiéndome. “Cierto”.
Sus ojos se dirigieron al televisor.
Suspiré
Su nariz hizo un satisfactorio ruido cuando mi puño le pegó. El trató de agarrarme, pero yo bailé fuera de su camino antes de que pudiera encontrar una forma de capturarme, la arruinada bolsa de Doritos en mi mano izquierda.
“Rompiste mi nariz, idiota”
“Sólo entre nosotros, cierto, Paul?”
Fui a poner las papas en otra parte. Cuando me dí la vuelta, Paul estaba reposicionando su nariz antes de que se torciera. La sangre se había detenido; lucía como si no tuviera fuente de donde gotera bajo hacia debajo de sus labios y su barbilla. El maldijo, estremeciendose mientras tiraba del cartílago.
“Eres una fastidio, Jacob. Juro que preferiría salir con Leah.
“Ouch. Wow, apuesto a que Leah realmente va a amar escuchar que quieres pasar más tiempo con ella. Solo acelerará los latidos de su corazón. “
“Vas a olvidar que dije eso”
“Claro. Estoy seguro de que no se me escapará”
“Ugh”, gruñó y luego se recostó de nuevo en el sofá, limpiando los restos de sangre del cuello de su camisa. “Eres rápido, niño. Lo reconozco”. El volteó su atención de vuelta al juego borroso.
Me paré ahí por un segundo y luego me aceché a mi cuarto refunfuñando sobre raptos?? (alien abductions).
De vuelta al día podrías contar con Paul con una pelea para casi siempre. No tienes que golpearlo entonces-cualquier leve insulto lo haría. No hice mucho pasa sacarlo de control. Ahora, claro, cuando realmente quería un buen gruñido, rasgadura, traer abajo algunos árboles, él tiene que ser todo suave.
No era tan malo que ya otro miembro del equipo se hubiera imprimado-por que, realmente, eso hace cuadro de diez ahora! Cuando se detendría? Estúpido mito se supone debería ser raro, por dios santo! Todo este mandado de a amor-a-primera-vista era completamente desquiciante!.
Tuvo que ser mi hermana? Tuvo que ser Paul?
Cuando Rachel regresó de Washington al final de semestre del verano-graduada antes, la nerd-mi mayor preocupación ha sido que sería difícil mantener los secretos alejados de ella. No estaba acostumbrado a ocultar cosas en mi propia casa. Me hizo realmente comprensivo con chicos como Embry y Collin, cuyos padres no sabían que ellos eran licántropos. La mamá de Embry pensaba que el estaba pasando algún estado de rebeldía. El era constantemente castigado por escaparse continuamente, pero, por supuesto, no había mucho que él pudiera hacer sobre eso. Ella había revisado su cuarto cada noche y cada noche estaría vacío de nuevo. Ella gritaría y el lo tomaría en silencio y luego lo examinaría todo el siguiente día. Habíamos tratado de hablar con Sam para que le diera a Embry un descanso y dejar a su mamá entrar en l asunto, pero Embry había dicho que no le importaba. El secreto era muy importante.
Así que yo he estado alerta para guardar ese secreto. Y luego dos días después de que Rachel llegara a casa, Paul se le lanzó en la playa. Bada bing, bada boom-Amor verdadero! Los secretos ya no son necesarios cuando encuentras a tu otra mitad y toda esa basura de la imprimación de los licántropos.
Rachel supo toda la historia. Y yo tendré a Paul como cuñado algún día. Yo sabía Billy no estaba muy emocionado sobre eso tampoco. Pero lo manejó mejor que yo. “Claro, el escapaba con los Clearwater” más seguido que nunca estos días. No veía como resultaba eso mejor. No para Paul, si no para Leah.
Me preguntaba-una bala a través de mi me mataría o solo dejaría un gran desastre que tendría que limpiar?
Me tiré en la cama. Estaba cansado-no había dormido desde mi último patrullaje- pero sabía que no iba a dormir. Mi cabeza estaba demasiado loca. Los pensamientos me acechaban alrededor dentro mi cráneo como un desorientado enjambre de abejas. Ruidoso. De vez en cuando picaban. Deben ser avispones no abejas. Abejas murieron después de una picadura. Y los mismos pensamientos estuvieron picándome una y otra vez.
Esta espera me estaba volviendo loco. Han sido casi cuatro semanas. Esperaba, un día u otro, que las noticias llegarán. Me había sentado noches imaginando que forma tomaría.
Charlie sollozaba en el teléfono-Bella y su esposo perdidos en un accidente. Un accidente de avión? Eso sería duro de fingir. A menos que a las sanguijuelas no les importara matar a un manojo de personas presentes para hacerlo real y por que lo harían? Tal vez un pequeño avión a cambio. Ellos probablemente tenían uno de esos de repuesto.
O volverían los asesinos solos, sin éxito en su atentado de hacerla una de ellos? O tal vez no llegando tan lejos. Tal vez el la ha aplastado como a una bolsa de papas en su camino a casa? Por que su vida era menos importante para él que su placer.
La historia sería muy trágica-Bella pérdida en un horrible accidente. Victima de asalto equivocado. Ahogada hasta la muerte en la cena. Un accidente de auto, como mi mamá. Tan común. Pasa todo el tiempo.
La traerá a casa? Enterrarla aquí por Charlie? Un funeral privado, claro. El ataúd de mi mamá había sido sellado...
Yo sólo podía esperar que el volviera aquí, cerca de mi alcance.
Tal vez no habría ninguna historia. Tal vez Charlie llamaría para preguntarle a mi papá si el no sabía nada sobre el Dr. Cullen, quien no se presentó a trabajar un día. La casa abandonada. Ninguna respuesta en ninguno de los celulares de los Cullen. El misterio descubierto por algún programa, jugada sucia sospechada...
Tal vez la gran casa blanca ardería con todos atrapados adentro. Claro, ellos necesitarían cuerpos para eso. Ocho humanos del tamaño correcto. Quemados más allá del reconocimiento-más allá de la ayuda del registro dental.
Cualquiera de esos sería engañoso-para mí, eso es. Sería difícil encontrarlos si no quisieran ser encontrados. Claro, yo buscaría por siempre. Si tienes el para siempre, puedes buscar en cada pedazo de paja del pajar, uno por uno, para ver si es la aguja.
Ahora mismo, no me importaría desmontar un pajar. Al menos eso sería algo por hacer. Odiaba saber que podría estar perdiendo mi oportunidad. Dándoles a los chupa sangre el tiempo para escapar, si ese fuera su plan.
Podríamos ir esta noche. Podríamos matar a todo aquel que encontraramos.
Me gustaba ese plan por que sabía que Edward sabría bien esto, si matara a cualquiera de su aquelarre, podría tener mi oportunidad contra él también. El vendría por venganza. Y yo se la daría-No dejaría a mis hermanos atacarlo como equipo. Seríamos solamente el y yo- Dejando que el mejor hombre gane.
Pero Sam no escucharía esto. No vamos a romper el trato. Dejalos hacer la violación. Sólo porque no teníamos pruebas que inculparan a los Cullen. Aún. Tienes que añadir el aún, por que sabemos que eso era inevitable. Bella se convertiría en uno de ellos también, o no se volvería. De cualquier manera, una vida humana habría sido perdida. Y eso significaría que el juego comenzaría.
El la otra habitación rebuznaba como una mula. Tal vez le había cambiado a un programa cómico. Tal vez el comercial estaba gracioso. Como sea. Me alteraba los nervios.
Pensaba en romperle la nariz otra vez. Pero no era Paul con quien quería pelear. No realmente.
Trataba de escuchar otros sonidos, el viento en los árboles. No era lo mismo, no con oídos humanos. Había un millón de voces en el viento que no podía escuchar con este cuerpo.
Pero estos oídos eran bastante sensibles. Podía escuchar más allá de los árboles, hasta la carretera, los sonidos de los autos viniendo alrededor de la última curva donde finalmente podías ver la playa-la vista de las islas y las rocas y el gran océano azul expandiéndose hasta el horizonte. A los vigilantes de La Push les gustaba andar alrededor de ahí. Los turistas nunca notaban la señal de límite de disminución de velocidad que está en el otro lado de la carretera.
Podía escuchar las voces de afuera de las tiendas en la playa. Podía escuchar la campana de la puerta cuando la puerta era abierta y cerrada. Podía escuchar a la mamá de Embry en la caja registradora imprimiendo un recibo.
Podía escuchar el golpeteo de la marea contra las rocas. Podía escuchar el chillido de los niños cuando el agua helada los golpeó demasiado rápido para quitarse. Podía escuchar a las mamás quejándose de la ropa mojada. Y podía escuchar una voz familiar...
Estaba escuchando tan detenidamente que la explosión repentina de la risa de asno de Paul me hizo saltar la mitad de la cama.
“Vete de mi casa”, me quejé. Sabiendo que él no prestaría atención, seguí mi propio consejo. Tiré de mi ventana abriéndola y saltando hacia el camino trasero así no vería a Paul de nuevo. Sería muy tentativo. Sabía que lo golpearía de nuevo y que Rachel se molestaría. Ella había visto la sangre en su camisa y me culpó sin esperar pruebas. Claro, ella tenía razón, pero aún así.
Bajé a la orilla, mis puños en los bolsillos. Nadie me miraba dos veces cuando fui por la parte sucia de First Beach. Eso era algo agradable del verano-a nadie le importaba si sólo usabas shorts.
Seguí la voz familiar que había escuchado y encontré rápido a Quil. El estaba en el final sur de la media luna, evitando a la mayor parte de la multitud de turistas. El mantuvo una constante corriente de advertencias.
“Mantente alejada del agua, Claire. Vamos. No, no lo hagas. Oh! Genial niña. Enserio, quieres que Emily me grite? No te traeré de vuelta a la playa si no-Así? No-ugh. Piensas que es gracioso, no? Ja! Quien se rie ahora, eh?
Tenía a la niña, que sonreía tontamente, por el tobillo cuando los alcanzé. Ella tenía un cubo en una mano y sus jeans estaban mojados. El tenía una gran marca mojada en el frente de su playera.
“Cinco dolares por la niña” dije
“Hey, Jake”
Claire lloró y le tiró a Quil el cubo en las rodillas.
“Bajame, bajame”
El la puso cuidadosamente en su pie y ella corrió hacia mi. Ella se abrazó a mi pierna.
“Tío Jay”
“Como estás, Claire?
Ella se río. “Quil está todo mojado”
“Puedo ver eso. Donde está tu mamá?”
“Fuera, fuera, fuera”, Claire cantó, “Claire ha pasado todo el día con Quil”. Claire nunca irá a casa” Ella me soltó y corrió hacia Quil. El la levantó y la puso sobre sus hombros.
“Suena como si alguien hubiera unido a los dos terribles”
“Tres de hecho”, Quil corrigió. “Te perdiste la fiesta. Temática de princesas. Ella me hizo usar una corona y luego Emily sugirió que ellas probarían su nuevo juego de maquillaje en mi”.
“Wow, lamento no haber estado para ver eso”
“No te preocupes, Emily tiene fotos. De hecho luzco muy sexy”.
“Eres tan manejable”
Quil se encogió. “Claire pasó un buen rato. Ese era el punto”.
Giré mis ojos. Era duro estar con personas imprimadas. No importa en que estado estuvieran-a punto de atarse el nudo como Sam o como un explotado niñero como Quil-la paz y certeza que ellos siempre irradiaban era la inducción directa de vomito.
Claire chilló en sus hombros y apuntó al suelo. “Bonitas rocas, para mi, para mi!”
“Cuál niña? El rojo?
“No rojo!”
Quil se puso de rodillas-Claire gritó y jaló su cabello como riendas de un caballo.
“Este azul?”
“No, no, no...” la pequeña niña cantó, emocionada con su nuevo juego.
La parte más extraña era que Quil se estaba divirtiendo igual que ella. El no tenía esa cara que las mamás y papás turistas tenían como de-cuando es hora de la siesta?. Nunca verías a un papá verdadero tan entusiasmado por jugar cualquier juego infantil que su hijo pudiera inventar. Había visto a Quil jugar Peekaboo por una hora sin aburrirse.
Y no podía siquiera burlarme de él por eso-Lo envidiaba mucho.
Aunque pensaba que realmente apestaba que el tuviera que esperar unos buenos catorce años hasta que Claire tuviera su edad-para Quil, al menos, era bueno que los licántropos no envejecieran. Pero aún así ese tiempo no parecía molestarle mucho.
“Quil, has pensado en citas?” pregunté
“Qué?”
“No, no amarillo!” Claire cantó.
“Ya sabes. Una verdadera chica. Es decir, sólo por ahora, cierto? En tus noches de niñero”
Quil me miró, con la boca abierta.
“Bonitas rocas! Bonitas rocas!” Claire gritó cuando el no le ofreció otra opción. Ella lo golpeó en la cabeza con su pequeño puño.
“Lo siento, Osita-Claire. Que tal este púrpura?”
“No”, sonrío ella. “No morado”
“Dame una pista. Te lo ruego, niña”
Claire pensó. “Verde” dijo finalmente.
Quil miró las rocas, estudiándolas. El tomó cuatro rocas en diferentes tonalidades de verde y se las ofreció.
“Entendí?”
“Si!”
“Cuál?”
“Toooodas!”
Ella unió sus manos y él puso las rocas en ellas. Ella sonrío y de inmediato lo golpeó en la cabeza con ellas. El se estremeció teatralmente y luego se puso de pie y comenzó a caminar hacia el estacionamiento. Probablemente preocupado por que ella tuviera frío por su ropa mojada. El era peor que cualquier paranoica, sobreprotectora madre.
“Lo siento si estaba siendo insistente antes, amigo, acerca de la chica” dije.
“Nah! Está bien” dijo Quil. “Me tomó por sorpresa, es todo. Nunca había pensado sobre eso”.
“Apuesto a que ella entendería. Tu sabes, cuando ella haya crecido. Ella no se molestaría por que tuvieses una vida mientras ella estaba en pañales”.
“No, lo sé. Estoy seguro que ella entendería eso”
El no dijo nada más.
“Pero tu no lo harías, cierto?” pregunté
“No puedo verlo” dijo en voz baja. “No puedo imaginarlo. Simplemente yo no...veo a nadie más de esa forma. Ya no me fijo en chicas, sabes. No veo sus caras”.
“Pon eso junto a la tiara y el maquillaje y tal vez Claire tendrá una diferente clase de competencia de la cual preocuparse”.
Quil se rió e hizo ruidos de besos. “Estás disponible este viernes Jacob?”
“Quisieras”, dije y luego hice una cara. “Si, creo que lo estoy de todas formas”.
El vaciló un segundo y luego dijo, “Has pensado en tener citas?”
Suspiré. Supongo me había abierto para eso.
“Sabes Jake, tal vez deberías pensar en tener una vida”
El no lo dijo como broma. Su voz fue comprensiva. Eso lo hizo peor.
“No las veo tampoco Quil. No veo sus caras”
Quil suspiró también
Muy lejos, demasiado bajo para cualquiera sólo distinguible para nosotros dos sobre las olas, un aullido elevado en el bosque.
“Dang, ese es Sam” dijo Quil. Sus manos volaron hacia Claire, para comprobar que seguía ahí. “No se donde está su mamá!”
“Iré a ver de que se trata. Si te necesitamos, te lo haré saber” corrí. Salieron todos juntos. “Hey, por que no la llevas con los Clearwaters? Sue y Billy pueden cuidarla. Ellos probablemente saben de que se trata de todas formas”.
“Ok-vete Jake!”
Salí corriendo, no por el camino sucio si no por el camino corto hacia el bosque. Seguí la primera linea de madera flotante y luego me dirijí hacia árboles más pequeños aún corriendo. Sentí los pequeños cortes de las ramas en mi piel, pero los ignoré. Los rasguños se curarían antes de que saliera de entre los árboles. Corté el camino detrás de la tienda y me lanzé a través del camino. Alguien me tocó. Una vez en la seguridad de los árboles, corrí rápido. La gente miraría si estuviera por fuera. Personas normales no pueden correr así. A veces pienso participar en una carrera-tu sabes, como las pruebas olimpicas o algo así. Sería genial observar las expresiones de esas estrellas del atletismo cuando les ganara. Sólo estaba seguro que mediante la prueba que ellos hacen para comprobar que no usas esteroides, mostraría algo raro en mi sangre.
Tan pronto como llegué al verdadero bosque, sin caminos ni casa, patiné para detenerme y me quité el short. Con rápidos y movimientos expertos, los enrollé y los amarré a la cuerda de cuero alrededor de mi tobillo. Mientras hacía los ultimes amarres, empezé a cambiar. El fuego bajó por mi espalda, provocando espasmos en mis brazos y piernas. Sólo tomó un segundo. El calor fluyó sobre mi i sentí el silencioso cambio que me convirtió en algo más. Tiré mis pesadas patas contra la tierra y estiré mi espalda en una larga extensión.
Cambiar de fase era muy fácil cuando estaba concentrado como ahora. No tenía más problemas con mi temperamento. Excepto cuando esto entró el camino.
Por la mitad de un segundo, recordé el momento horrible de esa impronunciable broma sobre una boda. Había estado tan transtornado con furia que no podía hacer que mi cuerpo funcionara bien. Había estado atrapado, moviéndome y quemándome, incapaz de hacer el cambio y matar al monstruo sólo a unos pies alejado de mi. Había sido tan confuso. Muriendo por matarlo. Con miedo de lastimarla. Mis amigos ahí. Y luego cuando finalmente fui capaz de tomar la forma que quisiera, la orden de mi líder. El mandato del Alfa. Si hubieran estado sólo Embry y Quil esa noche sin Sam...Sería capaz de haberlo matado al asesino?.
Odiaba cuando Sam seguía la ley de esa forma. Odiaba sentir que no tenía opción. Tener que obedecer.
Y luego estaba consciente de una audiencia. No estaba sólo en mis pensamientos.
Tan autoabsorbido todo el tiempo, pensó Leah
Si, no hay hipocresía, Leah, pensé de regreso
Se puede, chicos, nos dijo Sam.
Nos callamos y sentí a Leah estremecerse con la palabra chicos. Delicada como siempre.
Sam pretendió no escucharlo. Donde están Quil y Jared?
Quil está con Claire. La está llevando con los Clearwaters
Bien. Sue la cuidará.
Jared está yendo donde Kim, pensó Embry. Suerte que no te escuchó.
Hubo un silencio entre el equipo. Gemí con ellos. Cuando Jared finalmente apareció, sin ninguna duda que el estaba pensando en Kim. Y nadie quería una repetición de lo que estaban haciendo.
Sam se sentó en sus patas traseras y aulló de nuevo hacia el aire. Era una señal y una orden al mismo tiempo.
El equipo estaba junto a unos pocos kilómetros al este de donde yo estaba. Corrí a través del espeso bosque hacia ellos. Leah, Embry y Paul todos trabajando entre ellos también. Leah estaba cerca-pronto pude escuchar sus pisadas no lejos en el bosque. Continuamos en línea paralela, escogiendo no correr juntos.
Bueno, no esperaremos por el todo el día. El nos tendrá que alcanzar después.
Que pasa jefe? Paul quería saber
Necesitamos hablar. Algo pasó
Sentí que Sam parpadeó hacía mi-y no sólo Sam, si no también Seth, Collin y Brady. Collin y Brady-los nuevos chicos-han estado patrullando con Sam hoy, así que ellos deberían saber lo que sea que el supiera. No sabía por que Seth estaba aquí. No era su turno.
Seth, dime lo que escuchaste
Aceleré, esperando estar ahí. Escuché a Leah moverse rápido, también. Ella odiaba ser excedida. Ser la más rápida era lo único que aclamaba.
Reclama esto, idiota, ellá susurró y luego realmente aceleró. Clavé mis uñas en la tierra y salí disparado.
Sam no parecía de humor para soportar nuestra usual tontería. Jake, Leah, ya paren.
Ninguno de nosotros disminuyó la marcha.
Sam gruñó, pero lo dejó pasar. Seth?
Charlie llamó hasta encontrar a Billy en mi casa.
Si, hablé con él, añadió Paul.
Sentí una sacudida a través de mí cuando Seth pensó en el nombre Charlie. Esto era. La espera había terminado. Corrí rápido, forzándome a respirar, aunque mis pulmones se sintieran algo tiesos de repente.
Que historia sería?
Así que el está todo exaltad. Supongo que Edward y Bella llegaron a casa la semana pasada y...
Mi pecho se relajó.
Ella estaba viva. O no estaba muerta, al menos.
No me había dado cuenta cuanta diferencia tendría para mi. Había estado pensando en ella muerta todo este tiempo, y sólo vi eso hasta ahora. Vi que nunca había creído que él la traería de nuevo, viva. No debería importar, por que sabía lo que vendría.
Si, hermano, y estas son las malas noticias. Charlie habló con ella, dijo que ella sonaba mal. Ella le dijo que está enferma. Carlisle subió y le dijo a Charlie que Bella pescó una rara enfermedad en Sudamérica. Dijo que ella está en cuarentena. Charlie se volvió loco por que le está permitido verla. El dijo que no importaba si se enfermaba, pero Carlisle no lo permitió. No visitantes. Le dijo a Charlie que es muy serio, pero que está haciendo todo lo posible. Charlie ha estado ansioso sobre eso por días, pero sólo ha llamado a Billy. Dijo que ella sonaba peor hoy.
El silencio mental cuando Seth terminó fue profundo. Todos entendimos.
Así que ella moriría con esta enfermedad?, por lo que Charlie supiera.
Dejarían ellos que él viera el cuerpo? El pálido, perfecto aún, sin respiración blanco cuerpo? Ellos no podrían dejarle tocar la fría piel-el tal vez notaría que duro estaría. Ellos tendrían que esperar a que ella pudiera sostenerse, de matar a Charlie y a los otros dolientes. Cuanto tiempo tomaría eso?
La enterrarían? Cavaría ella misma para salir, o los chupa sangre vendrían por ella?
Los otros escucharon mis especulaciones en silencio. Puse más pensamientos en esto que cualquiera de ellos.
Leah y yo entramos en el claro casi al mismo tiempo. Ella estaba segura que su nariz le había enseñado el camino, sin embargo. Ella se inclinó sobre sus patas traseras a un lado de su hermano mientras yo trotaba para estar del lado derecho de Sam. Paul se puso en circulo y me hizo espacio en mi lugar.
Golpealo de nuevo, pensó Leah, pero apenas la escuché.
Me preguntaba por que era el único en mis pies. Mi piel se erizó con impaciencia.
Así que, que estamos esperando? Pregunté
Nadie dijo nada, pero escuché sus sentimientos de vacilación.
Oh, vamos! El trato está roto!
No tenemos pruebas-tal vez está enferma...
OH POR FAVOR!
Okay, dado que las evidencias circunstanciales son muy fuertes. Aún así...Jacob. Sam pensó lento, vacilante. Estás seguro de que esto es lo que quieres? Es realmente lo correcto? Todos sabemos lo que ella quería.
El trato no mencionaba nada sobre las preferencias de la victima, Sam!
Es realmente ella una victima? La etiquetarías de esa forma?
Si!
Jake, pensó Seth, ellos no son nuestros enemigos.
Callate niño! Sólo por que tienes una clase enferma de adoración a un heroe sobre ese chupa sangre, no cambia la ley. Ellos son nuestros enemigos. Ellos están en nuestro territorio. Nosotros los sacaremos. No me importa si te divertists peleando a lado de Edward Cullen una vez.
Entonces que vas a hacer cuando Bella pelee junto a ellos Jacob? Eh? demandó Seth.
Ella ya no es Bella
Tu vas a ser quien termine con ella?
No podía parar de estremecerme.
No, no lo harás. Así que, que? Vas a hacer que uno de nosotros lo haga? Y luego le guardarás rencor a quien sea que lo haya hecho?
Yo no lo haría...
Claro que no. No estás listo para esta pelea, Jacob.
El instinto prevaleció, me impulsé hacia delante gruñéndole al lobo color arena a través del círculo.
Jacob! Advirtió Sam. Seth, callate por un segundo.
Seth movió su gran cabeza.
Dang, Que me perdí? Pendó Quil. El estaba corriendo el lugar lleno. Escuché sobre la llamada de Charlie...
Nos estamos preparando para ir, le dije. Por qué no vas a lo de Kim y arrastras a Jared fuera con los dientes? Vamos a necesitarlos a todos.
Ven aquí, Quil, ordenó Sam. No hemos decidido nada aún.
Gruñí.
Jacob, tengo que pensar en que es lo mejor. Tengo que escoger el curso que los proteja. Los tiempos han cambiado desde que nuestro ancestro hizo ese trato. I...bueno, honestamente no creo que los Cullen sean un peligro para nosotros. Y sabemos que ellos no estarán aquí por mucho tiempo. Seguramente, una vez que su historia esté dicha, ellos desaparecerán. Nuestras vidas pueden regresar a la normalidad.
Normalidad?
Si los desafiamos Jacob, ellos se defenderán bien.
Tienes miedo?
Estás listo para perder un hermano? El se detuvo. O una hermana? añadió como un pensamiento extra.
No tengo miedo de morir.
Lo sé Jacob. Es una de las razones por las que cuestiono tu juicio en esto.
Miré sus ojos negros. Propondrás honorar el trato de nuestros padres o no?
Yo debo honor a mi equipo. Hago lo mejor para ellos.
Cobarde.
Su hocico se tensó, encogiéndose sobre sus dientes.
Suficiente Jacob. Te sobrepasaste. La voz mental de Sam cambió, tomó ese extraño doble timbre que no podíamos desobedecer. La voz del Alfa. Él encontró la mirada de todos los lobos en el círculo.
El equipo no atacará a los Cullen sin provocación. El espíritu de los restos del tratado. Ellos no son un peligro para nuestra gente, ni un peligro para la gente de forks. Bella Swan hizo una malinformada decisión y nosotros no vamos a castigar a nuestros antiguos aliados por ella.
Escucha, escucha, pensó Seth entusiasmadamente.
Pensé que había dicho que te callaras Seth
Oops. Sorry, Sam
Jacob, a donde crees que vas?
Dejé el círculo, dirigiéndome hacia el oeste para darles la espalda. Voy a decirle adiós a mi padre. Aparentemente no tiene caso quedarme por aquí más tiempo.
Ay, Jake-no lo hagas de nuevo!
Callate Seth, varias voces pensaron juntas.
No queremos que te vayas, me dijo Sam, su pensamiento era más suave que antes.
Entonces oblíguenme a que me quede, Sam. Llévense mi voluntad. Hazme un esclavo.
Sabes que no haría eso.
Entonces no hay nada más que decir.
Corrí lejos de ellos, tratando fuertemente de no pensar que iba a hacer después. En vez de eso me concentré en las memorias de mi largo mes como lobo, dejando la humanidad fuera de mi hasta que fuera más animal que hombre. Viviendo el momento, comiendo cuando estuviera hambriento, durmiendo cuando estuviera cansado, bebiendo cuando estuviera sediento, y corriendo-corriendo solo por correr.
Simples deseos, simples respuestas para esos deseos. El dolor viene en formas fáciles de manejar. El dolor del hambre. El dolor del hielo bajo tus patas. El dolor de tus garras cuando la cena es difícil de cazar. Cada dolor tiene una simple respuesta, una clara acción para terminar ese dolor.
No como siendo humano.
Aún, tan pronto como estaba corriendo a una larga distancia de mi cada, yo cambiaba a mi cuerpo humano. Necesitaba pensar con privacidad.
Desaté mi short y tiré de él, corriendo hacia la casa.
Lo había hecho. Había escondido lo que estaba pensando y ahora era muy tarde para que Sam pudiera detenerme. Ahora no me podía escuchar.
Sam había hecho una muy clara orden. El equipo no atacaría a los Cullen. Ok
El no mencionó un ataque individual.
No, el equipo no iba a atacar a nadie hoy.
Pero yo si.
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